Diario de un resentido social

Semana del 8 al 14 de abril de 2002

 

Venezuela, el golpe fallido

En la noche del viernes 12, Edgardo Lander, de Alai-Amlatina, escribía desde Caracas un interesante informe sobre el golpe militar que acababa de producirse en Venezuela. Reproduzco in extenso su escrito, de indudable interés:

«Hay algunas cosas (...) que están muy claras:

1º. No se trató de una reacción espontánea de una población movilizada, sino de un golpe de Estado militar que venía preparándose paso a paso desde hace algún tiempo con participación de Acción Democrática, sectores empresariales, sindicalistas y, con toda seguridad, con apoyo o el visto bueno de la embajada de los Estados Unidos. No es probablemente una coincidencia que pocos días antes del golpe llegase al país un embajador con una amplia experiencia "contrainsurgente".

2º. Los medios de comunicación, en especial las televisoras fueron los principales instrumentos del golpe militar. Como tantas veces ha señalado Ramonet, no es posible una democracia sana sin no existe un mínimo de democracia en los medios. Los medios venezolanos actuaron con total coherencia en defensa de los intereses empresariales y la visión del país y de la llamada "sociedad civil" en una sistemática campaña de desprestigio del gobierno. La totalidad de la información que se presentaba era sesgada. Mientras que la oposición era calificada de "sociedad civil", de "democrática", de "pacífica", toda organización o grupo que actuase en defensa del gobierno (o en rechazo a la conspiración de la derecha) era catalogada de "turba", de "huestes", de violenta. El lenguaje de los medios se fue haciendo cada vez más clasista y racista. Durante los últimos días llamaban abiertamente al golpe de Estado, exigiendo para ello la intervención de los militares. Hoy, los locales de los llamados Círculos Bolivarianos (típicos locales de una organización política, lleno de afiches, carteleras, etc., en los cuales no encontraron ni un arma) son catalogados por la televisión como "guaridas".(Televén, 12 de abril, 1:00 p.m.)

3º. Durante todo el día de hoy ha operado, en una forma más descarada que nunca una total censura de prensa, cooperando por la vía de un comportamiento consensual de todos los medios privados. El canal oficial no lo han logrado poner en funcionamiento. Sólo los voceros del "nuevo régimen" y representantes de empresarios, "sociedad civil", comentaristas y partidos de acuerdo con el golpe de Estado tienen acceso a los medios, y en consecuencia, toda la caracterización de los hechos y de la situación está totalmente parcializada.

a) Según los medios los disparos que produjeron muerte y heridos tuvieron su origen en las "hordas chavistas". Sin embargo, varios de los muertos por tiros fueron precisamente parte de los manifestantes chavistas, que se encontraban a bastante distancia de la manifestación de la entonces oposición.

b)  De acuerdo al flamante nuevo presidente y a la totalidad de los medios, el presidente Chávez fue sustituido porque renunció. Esto parece ser totalmente falso. Chávez fue detenido y no le ha permitido ver ni al fiscal general de la República ni a representantes de organizaciones internacionales de derechos humanos.

c)  La mayoría (chavista) de la Asamblea Nacional (parlamento) se ha reunido y han dado varias ruedas de prensa. En la televisión no ha salido noticia alguna sobre estas declaraciones.  Para la opinión pública la Asamblea Nacional simplemente dejó de existir.

4º. El fiscal general de la República acaba de dar unas declaraciones en las cuales puntualiza con mucho detalle como la totalidad del procedimiento es violatorio de la constitución. No hay una renuncia pública del presidente. En caso de renuncia, tendría que asumir el vicepresidente. En caso de renuncia de éste, tendría que asumir el presidente de la Asamblea Nacional. Se ha producido una clara ruptura del orden constitucional.

5º. Están allanando los locales y deteniendo a alcaldes y gobernadores identificados con el chavismo (como en el caso de Chávez, electos como consecuencia de la libre voluntad electoral de la población). Varios ministros y diputados a la Asamblea constituyente han sido detenidos. Se han iniciado acusaciones, sin pasar por los procedimientos constitucionales, en contra de gente que ni siquiera se encontraba en Caracas el día de ayer.

6º. El nombramiento del representante máximo de los empresarios (presidente de Fedecámaras) demuestra claramente la orientación del golpe.

7º. Primero los rumores decían que se realizarían elecciones en el mes de diciembre. Ahora los medios informan que eso no ocurrirá antes de 365 días. Esto es, para el 12 de abril del año 2003. Violando nuevamente las normas constitucionales, se anuncia igualmente que las elecciones serán con dos vueltas. Se busca, obviamente, garantizar que no pueda llegar a la Presidencia un candidato que no sea del gusto del nuevo régimen. (La mayoría con la cual triunfó Chávez hubiese, sin embargo, hecho inútil este esfuerzo de bloquearlo).

8º. Aunque todavía no está claro, aparentemente piensan constituir un organismo legislativo con el formato de Comisión Delegada de la Asamblea, constituida con partidarios del golpe de Estado.

9º. Los medios han anunciado que esta tarde se anunciará la composición del nuevo organismo del Ejecutivo, un Consejo de gobierno que acompañaría al empresario-presidente.

10º. ¿Dónde está en este momento el compromiso de los países latinoamericanos y de la Organización de Estados Americanos con la defensa e la democracia y la preservación del orden constitucional?».

 

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El día de ayer, 13, vino a demostrar que el golpe milico-empresarial gozaba de los parabienes de la llamada comunidad internacional, es decir, de Washington y sus corifeos.

Wall Street dio cuenta en sus índices del alborozo que había producido en el Gran Patrón el derrocamiento del gobierno bolivariano de Caracas, mientras la Casa Blanca se negaba a considerar que lo sucedido fuera un golpe de Estado, pretendiendo que la ruptura del orden constitucional había sido cosa del Gobierno de Chávez.

En España, los medios de comunicación reaccionarios –es decir, la totalidad de los medios de amplia difusión– festejaron sin apenas disimulo el golpe militar y la caída del «estrafalario» Chávez, difundiendo presuntos informes que venían a «demostrar» que la «sociedad civil» venezolana se encontraba harta y que lo ocurrido estaba plenamente justificado, aunque fuera «dudoso» que se ajustara «plenamente» a Derecho. De ese asfixiante ambiente mediático me hice eco ayer en mi comentario a La noticia del día, señalando que estábamos «de nuevo como en los viejos tiempos, cuando los golpes militares en Latinoamérica eran aplaudidos por EEUU y sus aliados». El Gobierno español se limitó a anunciar que «deseaba» el más rápido regreso de Venezuela a «la normalidad democrática», como si lo sucedido fuera un fenómeno astral de difícil catalogación. Nadie hizo hincapié en el hecho de que Venezuela había sufrido un golpe de Estado protagonizado por los sectores más derechistas de las Fuerzas Armadas y de la Policía, los magnantes/mangantes del petróleo y las cúpulas sindicales corruptas.

 

 n

He despertado hoy algo antes de las 6 de la mañana. Según he escuchado las noticias de la radio, me he levantado a escape. He conectado con los canales internacionales de noticias, con emisoras de radio latinoamericanas, con los servicios alternativos de información vía Internet... Todo indica que ha triunfado el contra-golpe chavista.

Me cuesta creer que el golpe milico-empresarial estuviera tan chapuceramente montado. Pero se ve que sí. Creyeron los golpistas que les bastaría ampliamente con el peso que tenían en el ala derechista del Ejército y en el mando de las fuerzas policiales, en los círculos empresariales, en el conjunto de los medios de comunicación de capital privado, en las capas acomodadas de la población y también –y muy destacadamente– en el plano internacional, con la plena complicidad de Washington. Menospreciaron el peso de Chávez en las bases del Ejército y, sobre todo, en amplias capas de la población. Tampoco contaron con la reacción de pánico que, según compruebo, ha producido en la opinión pública de América Latina esta intentona de golpe militar auspiciado por los EEUU.

El regreso del chavismo les plantea ahora un muy grave problema: todos ellos –los de dentro y los de fuera, incluidos los de Madrid– han quedado con el culo al aire. Se les ha visto el plumero. ¿Qué factura pagarán por ello?

No sé lo que hará Chávez.

Sé lo que haría yo. Y no creo que les cayera muy simpático.

 

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Hoax: consejos prácticos

Cada dos por tres, algún lector o lectora tiene la amabilidad de enviarme un correo para avisarme de la existencia de un virus que lo mismo se me ha infiltrado en el ordenador y que debo destruir rápidamente, antes de que me destruya él el disco duro y deje para el arrastre todo mi trabajo. Son mensajes que suelen incluir la advertencia de que se trata de un virus peligrosísimo que los programas antivirus de mayor difusión (McAfee, Norton, Panda, Kaspersky, etc.) no detectan.

Me complazco en informar a mis amables alertadores de que sus avisos son invariablemente erróneos. Esos presuntos virus de los que hablan no existen, y los ficheros a los que aluden, lejos de contener virus, suelen ser necesarios –cuando no imprescindibles– para el normal funcionamiento de los ordenatas.

Los expertos informáticos llaman a esos avisos hoax. Sus jodidos inventores se aprovechan del desconocimiento informático de la mayoría y, abusando de su buena fe y de su afán solidario, arman unos pifostios de aquí te espero.

Mis lectores veteranos saben que uno de los problemas más fastidiosos con los que he tropezado a lo largo del año y pico de existencia de esta página web es el que me han aportado los virus informáticos. O, mejor dicho, el que me han causado quienes me los envían. Algunos han tenido incluso el detalle de mandármelos en masa, por el aquel de fastidiar. Gente simpática, que probablemente pensaba que tengo demasiado tiempo libre y quería proporcionarme tarea extra.

Esa triste experiencia ha hecho que me haya mercado un buen (y no muy económico) antivirus, que lo actualice a diario, que haga copias de seguridad sin parar, que escanee cada dos por tres mi página web para asegurarme de que no difundo virus (ni gusanos, ni troyanos, ni nada que se le parezca) y que me mantenga puntualmente informado de las novedades que se producen en la materia. Dado que trabajo habitualmente en cinco pecés (¡cinco!), es fácil deducir que la profilaxis informática ocupa una buena parte de mi tiempo laboral disponible.

Creo que todo esto hace que quepa considerarme algo así como un enteradillo en la materia.

Amparándome en esa autoridad, permitidme que os dé unos cuantos consejos prácticos:

1º.– Haceos con un buen programa antivirus. Personalmente, os recomiendo el Kaspersky, pero tampoco son desdeñables las últimas versiones del Norton y del McAfee (del Panda me fío menos, sobre todo desde que he comprobado que soborna con publicidad a las revistas de informática en castellano para que “informen” de que es el mejor).

2º.– Actualizadlo a diario. No sirve de nada tener un buen antivirus si no se actualiza. Los antivirus no hacen magia potagia: si no los actualizas, no estás protegido contra los nuevos virus que aparecen sin parar.

3º.– No hagáis caso de los “particulares” que os envíen correos informándoos de nuevos y peligrosos virus (o sea, de los “hoax”). Al contrario, si recibís un correo de ésos, proceded a borrarlo. El mejor sistema de borrado es el que se activa presionando simultáneamente la tecla de mayúsculas y la tecla de SUPR (o DEL, si el teclado está en english), porque así se borra sin enviar el mensaje a la carpeta de “elementos eliminados” o a la papelera de reciclaje. De este modo, prevenís que el mensaje se rebote a otras personas a través de vuestra libreta de direcciones.

4º.- Si tenéis dudas, acudid a la página web de vuestro antivirus, o buscad en Google, preguntándole por el fichero que os recomiendan borrar. Comprobaréis que se trata de un fichero de Microsoft y que el problema no reside en ese fichero, sino en el mensaje que habéis recibido.

5º.– No os creáis que a las grandes firmas antivirus se les escapan virus sin detectar. En el 99,999% de los casos, ellas se enteran de la existencia de los nuevos virus antes que nosotros e, incluso cuando todavía no tienen remedios específicos para neutralizarlos, introducen vías para detectarlos e informan de ello en sus páginas web. ¡Viven de eso!

De todo lo cual doy cuenta con una doble intención: ayudar a mis lectores a que no hagan el canelo y, ya de paso, pedidles que no me envíen más avisos de virus-indetectables-que-debo-destruir-de-inmediato. De veras: ¡estoy sobradamente protegido!

 

(14 de abril de 2002)

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Garzón, Nobel

Algunas asociaciones latinoamericanas y el Ayuntamiento de su pueblo natal jienense han presentado la candidatura de Baltasar Garzón al Premio Nobel de la Paz.

Garzón es un mal juez instructor. No lo digo por razones políticas, sino estrictamente técnicas: ha demostrado fehacientemente que se precipita, que toma decisiones que invaden campos que no le corresponden, que maltrata las pruebas...  Por culpa de ello, ha malogrado causas que, de haber hecho las cosas bien, estaban cantadas: la de la Operación Nécora fue la monda. Otras veces se ha inventado causas que en puridad jurídica ni siquiera existían, como la del vídeo de HB, que han tenido que ser anuladas por instancias superiores. Además, tiene una tendencia a conspirar con periodistas y políticos de aquí te espero y –de esto soy testigo personal– viola el secreto de sumario con la mayor de las tranquilidades.

Pero imaginemos otra realidad y pongamos que Baltasar Garzón fuera un juez estupendo, cuyas decisiones hubieran estado siempre bien concebidas e impecablemente ejecutadas. Podría, en ese caso, merecer muchos parabienes pero ¿por qué un premio de la paz?

¿A qué paz ha contribuido Garzón? A ninguna, que se sepa.

No, desde luego, a la de Euskadi. Cada cual podrá pensar lo que quiera sobre su actuación en la CAV –casi siempre en la modalidad de parejas: primero con Mayor Oreja, ahora con Rajoy–, pero lo que nadie puede pretender es que haya conseguido pacificar nada.

¿En América Latina? Allí ha removido algunas falsas paces, algunas paces inicuas basadas en el olvido de los crímenes pasados –lo cual está bien, aunque no haya logrado resultados concretos dignos de mención– pero paz, lo que se dice paz, no ha ayudado a instaurar ninguna.

Dicho de otro modo: Garzón no se merece en absoluto el Nobel de la Paz.

Lo cual lo convierte en candidato perfecto a ese premio: la mayoría de los que lo han recibido lo merecían tan poco como él. O menos todavía.

 

(13-IV-2002)

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Sorry, Bush

 

Tengo amigos que hablan bien –comparativamente bien– de Hugo Chávez. Subrayan el valor de algunas de sus opciones internacionales, nada sumisas con respecto a los designios de Washington. Por mi parte, admito que no conozco lo suficientemente bien la realidad venezolana como para poder pronunciarme con el necesario fundamento. Sé de esas tomas de postura de Chávez, por supuesto, pero no me bastan para ponerme de su lado.

Conozco muy insuficientemente la realidad venezolana –ya digo– pero, a cambio, sé cómo funcionan los grandes medios informativos occidentales y no me cuesta demasiado interpretar lo que están propiciando. Doy por seguro que, si Chávez fuera uno de los suyos, nos estarían bombardeando con titulares que calificarían los últimos sucesos de «intentona golpista contra el legítimo presidente de Venezuela» y de «conspiración para violentar la voluntad del pueblo venezolano democráticamente expresada en las urnas». Pero, como están deseando el hundimiento de Chávez, optan por hablar de los sucesos con total asepsia, si es que no con abierta simpatía. Tal cual si la rebelión de los mandos de las Fuerzas Armadas y de la Gendarmería formaran parte de los usos y costumbres propios de todo Estado que se precie.

He estado viendo testimonios gráficos de la revuelta callejera de Caracas. El aspecto de los manifestantes no es precisamente el de masas desheredadas. Demasiada gente trajeada, demasiado jovencito pijo, demasiadas señoronas.

La imagen que reproduzco, extraída de un reportaje de la CNN, me parece que ilustra suficientemente sobre lo que señalo. ¿De qué se disculpa este mozuelo ante Bush? ¿A qué deberes para con el presidente de los EUA cree que ha faltado Chávez?

De algo estoy seguro: si al pueblo venezolano no le iba muy bien hasta ahora, con estos otros, en el caso de que se impongan, no le va a ir mejor. Ni mucho menos.

 

(12-IV-2002)

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Palabrita de Aznar

José María Aznar rechaza que se forme una comisión parlamentaria de investigación sobre el caso BBV. Dice que no hay que «politizar» el asunto. Acto seguido, añade que más les vale al PSOE y al PNV que no se mire debajo de las alfombras del banco que presidió Emilio Ybarra, porque podrían aparecer cosas que no les convienen nada.

La posición del presidente del Gobierno llama la atención por su perfecta incoherencia.

En primer lugar: si no quiere que el caso se politice, ¿a cuento de qué hace esas insinuaciones sobre el PSOE y el PNV? Al formularlas, él mismo lo está politizando.

En segundo término: si cree que este asunto oculta tales o cuales responsabilidades de esos dos partidos, entonces no hace al caso que pida que nadie lo politice, porque estaría ya politizado de origen. A lo más que podría aspirar es que nadie desvele la auténtica realidad de esa politización.

Tercer punto chocante: si tiene razones para sospechar que el PSOE y el PNV incurrieron en irregularidades en connivencia con los directivos del viejo BBV, su obligación es hacer lo posible para que la Justicia, de un lado, y los electores, del otro, tomen buena nota de ello y saquen las conclusiones procesales y políticas que hagan al caso. Pretender lo contrario da cuenta de una muy preocupante falta de respeto tanto hacia la Justicia como hacia la ciudadanía.

José María Aznar empeña su palabra de honor para respaldar su afirmación de que el Gobierno que preside no sabía nada de este escándalo. Debe de formar parte del viejo y recurrente síndrome de la Moncloa: a Felipe González le daba por poner la mano en el fuego; él compromete su palabra. En ambos casos estamos ante la misma pretensión absurda: uno puede, como mucho, certificar qué sabe o qué no sabe él, no lo que saben o dejan de saber los demás. En el supuesto de que la palabra de Aznar –como antes la de González– nos sirviera para algo, nos valdría como aval de sus propios conocimientos, no de los conocimientos de Rato o de cualquier otro alto cargo de Economía o de Hacienda.

Para acabar de suscitar el mosqueo general, y por si lo de Aznar fuera poco, aparece CiU y se apunta también a la tesis de que «es mejor para todos» no remover este asunto. Hay una ley absoluta de la política española: cuando CiU apela al «sentido de Estado» para pedir que no se investigue algo, es que el gato encerrado es de aúpa. En materia de complicidad, CiU carece de rival posible.

Yo aporto otra pieza de convicción para deducir que este escándalo oculta mucho más de lo que ha aparecido hasta ahora: es imposible que aparezca algo que pueda perjudicar al PNV y que Aznar renuncie a utilizarlo.

 

(11-IV-2002)

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Apuntes a vuelapluma

Huelguistas salvajes, patrones escondidos.

Ayer por la mañana, una niña resultó herida –levemente, por fortuna– por culpa de una bola de acero que impactó contra una ventanilla de un autobús de transporte escolar, en Madrid. Los medios de comunicación han dado por hecho que la agresión fue obra de un piquete de huelguistas y han llevado el suceso a sus portadas, aprovechando para perorar sobre las huelgas «salvajes» y para calentar al personal de a pie –¡nunca mejor dicho!– contra los huelguistas.

Aproximadamente a esa misma hora y también en Madrid, dos trabajadores sufrían sendos accidentes laborales. Uno de ellos, según pude oír en un noticiario radiofónico regional, estuvo a punto de perder la vida. Al parecer, las malas condiciones de las instalaciones en las que trabajaba propiciaron que sufriera una fortísima descarga eléctrica. Los periódicos capitalinos apenas citan hoy el hecho.

Ley retroactiva.

Aznar dice que él será el primero en reclamar la ilegalización de Batasuna en cuanto se apruebe la nueva Ley de Partidos Políticos.

Si promueve la ilegalización de Batasuna en el mismo momento en que la ley resulte aprobada, el presidente del Gobierno no tendrá más remedio que invocar la actuación anterior del partido de Otegi.

Estará reclamando, en consecuencia, que la Ley se aplique con carácter retroactivo.

Si fuera un poco más inteligente –un poco menos fanático–, esperaría a que Batasuna incurriera en algún ilícito previsto por la nueva Ley. Pero no.

Tal vez considera que lo más apropiado para una ley anticonstitucional es que se aplique de manera anticonstitucional.

El Ararteko.

Joaquín Okiñena ha renunciado a tomar posesión del cargo de Ararteko (Defensor del Pueblo de Euskadi). Se niega a que el Parlamento de Vitoria le imponga quién ha de ser su adjunto, en general, y, más concretamente, a que le fuerce a aceptar para ese cargo a Alberto Buen, actual alcalde socialista de Irún.

Lo del PSOE tiene delito. Era difícil que encontrara peor candidato que Buen para ese cargo. Como alcalde de Irún, es responsable de haberse pasado por el arco del triunfo las resoluciones del anterior Ararteko sobre la necesidad de dar un trato igualitario a las mujeres en los actos festivos del Alarde. ¿Qué credibilidad podría dar a la institución quien la ha menospreciado repetidamente a la vista del público?

Es patético que Okiñena tenga que renunciar a ser Ararteko en aplicación de un criterio que le dignifica como candidato al cargo.

La «raza superior» judía.

Cena con José Saramago. Me habla largo y tendido sobre su viaje a Palestina. Tiene las ideas muy claras. Tiempo y manera habrá de aclarárselas a quienes se hayan dejado intoxicar por la propaganda sionista.

Se incorpora después a la charla su mujer, Pilar del Río, que viene agotada de recorrerse medio Madrid en dos horas.

Les doy cuenta de las lecturas que estoy haciendo sobre el conflicto de Palestina y sobre sus raíces históricas.

No es de ahora el papelón de Occidente, ni mucho menos. Les descubro una joya que he encontrado tirando de hemeroteca. Ahí va: «No comparto la idea de que el perro de un pesebre tenga el derecho último sobre ese pesebre, por mucho tiempo que haya estado tendido en él. No acepto ese derecho. No acepto, por ejemplo, que se haya cometido una injusticia con los pieles rojas de América, o con la población negra de Australia. No acepto que se haya cometido una injusticia con esa gente por el hecho de que una raza más fuerte, una raza de categoría superior, un raza con más mundo, por así decirlo, haya llegado y haya ocupado su lugar». La frase, sacada a colación precisamente para hablar del asentamiento de los judíos en Palestina, fue pronunciada en 1937... por Winston Churchill.

 

(10-IV-2002)

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La pista argentina

Los trapos sucios del viejo BBV –algunos–, al aire. Todavía recuerdo la cara de probo compungido que ponía Emilio Ybarra cuando se comentaban las francachelas financieras de Mario Conde. ¡Qué escándalo, qué baldón para la Sagrada Familia de la Banca! ¡Qué gran disgusto para él, don Bilbao-Vizcaya, que no había roto un plato en su vida!

En materia de banqueros, hay que partir de un principio general de base inductiva: su honorabilidad resulta siempre directamente proporcional al espesor de las bambalinas que lo tapan de la vista pública. Dicho de manera más directa: el único modo de que no se les descubra nada irregular es que nadie se lo busque. Por fortuna para ellos, la autoridad competente –es un decir– tiene por norma mirar para otro lado y dejarles hacer.

Pero a veces no. A veces se decide a sacar a la luz algunas de sus trapacerías.

Cuando sucede eso, conviene preguntarse la razón. Porque en España ningún banquero cae en desgracia sin un poderoso motivo que lo justifique.

¿Qué ha hecho Emilio Ybarra? ¿En qué importante camino se ha cruzado? ¿O es tan sólo el chivo expiatorio que el Poder nos ofrece en ritual sacrificio para expiar más altos e inconfesables pecados?

Hay quien dice que le quieren castigar por haber pasteleado con ETA, contribuyendo a sus arcas. No me lo creo. Muchos otros han inclinado la cerviz para transitar bajo esas mismas horcas caudinas. Y ahí siguen, tan campantes.

Oigo también que el Gobierno está pasando factura al de Neguri por haberse mantenido fiel a Polanco a la hora de sus apuestas mediáticas. Tampoco me vale gran cosa el argumento: utilitarios como son, los que mandan siempre prefieren tener un rehén que enterrar un cadáver.

Para mí que conviene mirar hacia horizontes más lejanos.

Se está empezando a levantar la tapa de la olla latinoamericana. Ese hueso sí que tiene mucha carne adherida.

Ha salido a relucir una extraña entente del BBVA con Fujimori. Vale, bien. Pero eso es calderilla.

El verdadero ojo del huracán está en Argentina.

Ahora se pretende que los integrantes del clan de Ybarra dimitan de los puestos de representación que aún conservan en Repsol-YPF, en Telefónica y en Iberdrola.

Repsol, Telefónica, la gran Banca... Algo me dice que acabaremos hablando de Argentina. Y de todas las barbaridades que allí se han hecho.

¡Ay, españoles, si supiérais...!

 

(9-IV-2002)

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Los expertos

El Gobierno de Aznar se dispone a reformar la legislación fiscal para adecuarse –dice– al dictamen que han emitido «los expertos». Según ha contado, una Comisión de Expertos le ha indicado lo que convendría que hiciera, y él, disciplinado, va a cumplir.

He repasado la lista de los miembros de la tal Comisión. No seré yo quien afirme que no son expertos. A algunos los conozco bien. Son expertos aznaristas, neoliberales y derechistas, si se me admite el empleo de tantos sinónimos juntos. Secundariamente, también saben de impuestos. Incluso de cómo eludirlos. Pero su verdadera especialidad es la defensa de las recetas económicas del FMI. De eso saben muchísimo. A fuerza de practicar.

Me irrita ver cómo la presunta oposición no monta el pollo clamando que la tal «Comisión de Expertos» es un puro bluff. Que es como si Felipe González hubiera designado en sus tiempos una «Comisión de Expertos» para estudiar el asunto de los GAL y la hubiera puesto en manos de Luis María Anson, Manuel Jiménez de Parga y Luis del Olmo, por ejemplo.

No sé ni para qué se ha reunido la Comisión. (Bueno, en rigor, tampoco tengo la certeza de que se haya reunido). Bastaba con enterarse de quiénes eran para saber qué iban a recomendar.  Porque ellos siempre recomiendan lo mismo: bajar la imposición directa y progresiva, proporcional a la renta de cada ciudadano, y abastecer las arcas del Estado con el máximo de impuestos indirectos, que son los que paga todo el mundo por igual, con independencia de su nivel de ingresos.

Me pregunto cuánto habrá pagado el Gobierno a los miembros de la Comisión de Expertos para que le den una fotocopia del rollo que se sueltan siempre, a todas horas y en todas partes. Si realmente estuviera interesado por el gasto público, se habría ahorrado ése.

 

(8-IV-2002)

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